Esta semana he estado un poco sensible por el cumple de mi papá. Me di cuenta que el tiempo no se detiene y no espera, que cada día todos envejecemos másy es algo que jamás podremos cambiar. Yo ya no soy la niña de sus ojos (Tiara claramente ahora tiene ese título) pero por más alta que sea, yo siempre seré su niña. Siempre bastará solo una mirada para saber lo que ambos estamos pensando, siempre seré su hija y él mi papá.
Mi papá es un hombre de no más de 1.65 m. de estatura, pero de un corazón inmenso. Un hombre que es capaz de hacer todo por ayudar a alguien más, un hombre que es querido por todos los que lo conocen.
Hoy quise recopilar algunas cosas (las que más tengo marcado en el cocoró) que mi papá ha hecho por mí y por lo cual estaré eternamente agradecida. Se los comparto con el fin de valorar a nuestros padres. A veces por el trabajo, por los estudios, porque ahora tenemos nuestros propios hijos, por problemas, etc. los dejamos un poquito de lado y no debería ser así. Llamemos, perdonemos, abracemos y, sobre todo, compartamos con los que dieron todo por nosotros…

Pensar en mi papá siempre me saca una lágrima; una lágrima de alegría y de saber que fui bendecida por Dios al mandarme un hombre que dio y sigue dando TODO por mí. Tengo demasiados recuerdos en mi cabeza (que ni sé cómo perduran en el tiempo) y en todos me veo con él. Es probable que mi papá no me haya cambiado los pañales (la verdad es que no lo sé jajaja pero no me lo imagino) pero sí se desvelaba conmigo todas las veces que yo despertaba en la madrugada porque quería pintar. Mi papá buscó horas donde no las había, le sacó la vuelta al tiempo y las creó para jugar conmigo, para escucharme, aconsejarme, abrazarme o para detectar, con solo una mirada, que algo andaba mal.
Mi papá fue mi amigo, mi cómplice y mi aliado. Cuando mamá prohibía algo, él siempre abogaba por mí. Me dio el poder de elegir, me enseñó que las cosas se logran con esfuerzo y que si no voy a dar todo, mejor no empiece algo.

Mi papá me enseñó que la familia es y siempre va a ser lo más importante que tenemos. Me enseñó que quien llegue a casa, siempre debe ser bien recibido y que todos somos iguales; que lo único que nos diferencia es las ganas de hacer las cosas. Me enseñó que al que madruga, Dios lo ayuda (por eso así sea domingo, no puedo dormir más de las 7 am).
Mi papá es mi héroe desde que tengo memoria. Me quiso cuando llevé una mala nota o tenía matrícula condicional. He fallado varias veces y me quiere igual. Su don de perdonar sigue intacto como hace 27 años y eso es digno de admirar.

Me quiso de ingeniera o comunicadora, aceptó feliz que no eligiera su profesión y que busque mis propios sueños y metas. Me quiere engreída y rebelde, me quiere con mis defectos y virtudes; y a pesar que ahora ya no le dedique todo el tiempo que quiera, me quiere igual.

Ahora cree en lo que hago, me apoya hasta en el más mínimo detalle. Él es mi papá. El título de papá le quedo cortó. Él es mucho más que eso. Me crió sin gritos, peleas, ni castigos, solo con cariño y mucho amor. El respeto y orgullo que siento por él es de otro planeta. Ser su hija siempre me causará orgullo y agradecimiento y si le pudiera pedir algo a la vida es que algún día pueda ser como él.
Bellisima historia!!!! ojala existan padres como el tuyo!!! Me emociona leer todo lo del post y saber que tu papa siempre estuvo a tu lado en todo momento, hasta en las madrugadas, y te crió sin gritos, sino con amor y cariño. Muchos aplausos para tu papi 🙂
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